Una joven princesa, nacida de la unión de dos prósperos reinos: Riverleaf y Zéfira.
Su madre, una sabia Reina Elfa que vivía rodeada de vida en los frondosos y salvajes bosques que conformaban su nación y su padre, un bendecido por la diosa Thursa era un aasimir que podía surcar los cielos y conocía el significado de la libertad y el honor. Ambos reinos, afianzaron su relación gracias al enlace de su reina soberana y el paladín alado.
Viviendo en un palacio por encima de las nubes, Shayel, que así se llamaba la joven mestiza gozaba de una vida llena de facilidades y privilegios amada por ambos pueblos al simbolizar la unión de estos. Sin embargo, su orgullo se convirtió en soberbia al siempre desear ser la que destacase y a la cual llenasen de alabanzas, por sentirse única, especial y sobretodo capaz de hacer cualquier cosa sola, sin ayuda.
Con el paso de los años, las maldiciones que generó el rencor de Dendar comenzaron a caer sobre el pueblo élfico como una plaga, llegando incluso a afectar a la Reina Elfa, al tener la maldición de "La princesa Cisne" convirtiéndola en un cisne y haciendo que le fuese imposible gobernar.
Shayel, debido a la pérdida de su madre y la gran ausencia de su padre, vio acentuado su mal carácter hacia el personal del castillo y tuvo que aceptar la corona por obligación.
En la misma ceremonia de coronación, la princesa dejó caer la corona al tiempo que el plumaje de sus alas se desprendía de la piel y los huesos de la misma se atrofiaban, terminando por caer el preciado legado de su padre de sus propias carnes.
La humillación fue tal, al acabar maldita sin saber por qué, que el mismo pueblo elfo se sumió en el caos de no tener soberano alguno que fuese liviano, no afectado por la maldición...y la princesa terminó por dejar sus tierras al no tener respeto alguno de ninguno de los pueblos que antes unía.
Ahora, viaja por Ruddrack, tratando de encontrar respuestas para recuperar su honor y con ello, su corona.